Señor Director: En la edición del 4 de marzo de este año del decano semanario MUNDO ISRAELITA y en la sección Cartas a la Redacción, leo una carta del Dr. Mario H. Gorenstein, dirigida al Dr. José Kestelman. Estoy completamente de acuerdo con la postura del ex presidente de la DAIA. Veo que su dignidad como dirigente de la Comunidad Judeo Argentina sigue intachable.
Yo, como funcionario de la DAIA y único sobreviviente de la fundación DAIA, con fecha 20 de octubre de 1935, tuve el honor y placer de acompañar al ex presidente durante varios años, y sin faltar el respeto a nadie, quiero hacer presente que los mejores presidentes que tuvo la DAIA, según la opinión del ex funcionario, fueron los doctores Moisés Goldman, Isaac Goldenberg y Mario Gorenstein. Estoy muy cerca de los 90, y es mi último contacto con la Comunidad Judeo Argentina, a la que serví, bien o mal, por más de medio siglo de mi vida útil. 48 años como profesional y 5 años integrando el Consejo Directivo de la DAIA, bajo la presidencia del Dr. David Goldberg. Ya pasaron más de 30 años, por primera y única vez, me lo llevo como recuerdo y lo difundo. Fui el único argentino, juntamente con el Mosad Israelí, que participó en localizar el paradero del sangriento asesino nazi que participó en la Shoá judía. La captura y la extradición estuvo a cargo del Mosad. Todavía recuerdo la consternación argentina, la emoción de Israel por poder juzgarlo democráticamente y que fue, asimismo, portada en todos los diarios del mundo en el año 1960. Humildemente, aparte de dedicar parte de mi vida a la Comunidad, estoy orgulloso de que mi hijo, nuera y nieta sean israelíes. Muchas gracias, estimado Dr. Kestelman, por difundir en el decano periódico judío mi nota. A su alto criterio dejo cualquier arreglo que sea menester. Adiós, mi querida Comunidad. Shalom. Gregorio Schurman |