Por Ana Jerozolimski
No nos hacemos ilusiones. Damos por sentado que a pesar de la guerra interna palestina, a pesar de que muchos en el mundo comprenden ahora cabalmente qué es Hamas y con qué elementos Israel se ve obligado a lidiar, esto no pondrá fin a esa tendencia casi automática que tienen no pocos, de dirigir contra Israel el dedo acusador por los males de Oriente Medio.
Ahora se muestra mayor comprensión para con la situación de Israel. Claro...con semejante vecino en parte de su frontera sur, no era para menos.
Pero lo necesario no es sólo reaccionar horrorizados ahora por el golpe de Hamas en la Franja de Gaza, sino leer por detrás o, mejor dicho, a fondo. Y son varias las conclusiones a las que se puede llegar. Nosotros tenemos las nuestras muy claras, aunque la situación general sea todavía de gran confusión.
Sin olvidar ni por un momento que el conflicto entre Israel y los palestinos es serio y difícil de solucionar, y aun teniendo en cuenta que también Israel tiene que aportar a acercarse a una solución del mismo, los sucesos de Gaza dejaron en claro que es en otro foco que se halla la base de la mayor inestabilidad.
Los propios palestinos comprenden que se pueden dirigir a Israel a pedir ayuda, mientras que no dan crédito en general a las palabras de sus compatriotas que les dicen que pueden volver a Gaza, que nada les sucederá. Es así que numerosos palestinos se agolparon en el puesto de Erez –que comunica Gaza con Israel- en un intento de huir. No tenían certeza alguna de que los dejarían pasar, pero sabían que les iría mejor intentándolo, que quedándose en el territorio hoy controlado por Hamas.
Tenían razón quienes ya en el comienzo del proceso de paz, cuando se discutía con Yasser Arafat sobre diferentes aspectos de la nueva realidad, le aclaraban que si no desmantelaba la infraestructura armada de los grupos radicales, ello terminaría perjudicándolo a él mismo, no sólo a Israel. Arafat falleció hace casi tres años, pero su sucesor, Abu Mazen, lo comprobó estos días en carne propia.
El problema va mucho más allá de Hamas. Una sociedad con tantas armas ilegales en la calle, en la que los enmascarados son parte del escenario público, juega con fuego. Fácilmente se dispara y los dueños de las armas, se creen dueños de la vida de la gente. Esto se suele manifestar en ataques contra Israel, pero el golpe en Gaza dejó en evidencia que este peligro debe ser atendido por los palestinos todos, porque ellos mismos son su víctima potencial más inmediata.
La retirada israelí de la Franja de Gaza, hace casi dos años, fue una de las decisiones más acertadas y al mismo tiempo de las más peligrosas, que tomara el gobierno de Israel. Por un lado, fue la falta de presencia directa de Israel en dicho territorio, lo que hizo posible que Hamas almacene tal cantidad de armas y explosivos como los que ha acumulado en la Franja de Gaza, a través de la frontera con Egipto. Por otro, la terrible violencia interna confirmó, a nuestro criterio, que Israel no tiene nada que hacer ahí. Aun teniendo presente el riesgo, nos resulta indudable que no queremos a los soldados israelíes en medio de ese infierno.
Los palestinos no son todos iguales.Contrariamente al estereotipo promedio que puede formarse del vecino que también es considerado enemigo, junto a los extremistas y fanáticos, está la mayoría: los palestinos que quieren tener una vida normal, sin alteraciones ni guerras. Son todos aquellos que sin tomar parte por nadie en el reciente conflicto, condenaban la locura de la guerra que vivían y afirmaban: "Las dos partes nos están llevando al desastre".
Situaciones extremas hacen, al parecer, que uno levante todas las barreras y diga lo que realmente piensa. Quizás por eso, el presidente palestino Mahmud Abbas (Abu Mazen) habló de Hamas en una alocución grabada ante la televisión palestina, como sólo podía concebirse que lo hiciera Israel. "Son unos terroristas asesinos", declaró Abu Mazen, agregando que "esto es un conflicto con las fuerzas de la oscuridad".
No es que el israelí promedio considere a Al-Fatah como el símbolo de la democracia ni mucho menos, pero Abu Mazen no podía decir nada con lo que Israel concordara más respecto a Hamas.
Claro está que también en democracias hay conflictos y problemas. Pero nos parece evidente que la crueldad vivida en las calles de Gaza la semana pasada y la difícil situación que se vive hoy, son posibles únicamente en una sociedad en la que no se educa hacia la paz.
Si se lograra un verdadero acercamiento entre israelíes y palestinos, en el que ambas partes supieran transar un acercamiento producto de nuevas realidades y no de que Israel adopte una política de "contención" cuando le disparan, a pesar de que hay tregua, se estaría allanando el camino también hacia una realidad diferente dentro de la sociedad palestina.
Es que en la paz con Israel, como quizás comprendan hoy no pocos palestinos, es hoy parte del problema, pero se podría convertir, muy fácilmente, en gran parte de la solución.
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