La desaparición de un gran poeta |
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viernes, 19 de marzo de 2010 |
Por Egon Friedler
El 20 de enero de este año falleció en Tel Aviv a los 96 años de edad, Abraham Sutzkever, considerado tanto por lectores como por especialistas como el último gran poeta viviente en el idioma Yidish.
Sutzkever nació en la ciudad de Smorgon, cerca de Vilna, Bielorrusia.
Cuando tenía 2 años, su familia escapó a Siberia por temor a las tropas
alemanas invasoras. En 1920 la familia regresó a Vilna donde hizo sus
estudios. Fue uno de los fundadores del grupo literario “Yung Vilne”
junto con el novelista Jaim Grade y los poetas Shmerke Kaczerginsky y
Leizer Wolf. Su primer libro de poemas se publicó en 1937 y su talento
fue ampliamente reconocido, tanto por el público lector en idioma
Yidish como por escritores de la talla de Joseph Roth. En 1940 publicó
su segundo volumen de poemas titulado “Bosques” dedicado a la
exaltación de la naturaleza. En junio de 1941 los nazis invadieron
Vilna y cercaron a sus 60.000 judíos en un guetto. En 1943 Sutzkever
logró escapar a los bosques donde se unió a los partisanos en la lucha
contra los nazis. Fue rescatado por un avión soviético que lo condujo a
Moscú donde vivió hasta el final de la guerra. Luego vivió brevemente
en Lodz antes de trasladarse a París. Fue testigo en el proceso de
Nürenberg en 1946 y en 1947 junto con Jaim Grade representó a la
literatura Yidish en el Congreso Pen Internacional en Zürich. El mismo
año, pocos meses antes de la creación de Israel emigró a la Palestina
del Mandato británico, donde fue cálidamente recibido. En 1948 publicó
dos volúmenes de poesía ( Yidische Gas y Sibir, “La calle judía” y
“Siberia”) en lo que evocó sus experiencias de guerra y a partir de
1949 tuvo a su cargo la edición de la revista “Die goldene keit” (La
cadena de oro) que se siguió publicando hasta 1995 y fue indudablemente
la más importante publicación literaria en Yidish en el mundo entero.
Su labor como editor no afectó su productividad poética y en 1963
cuando cumplió 50 años se publicó su obra completa hasta entonces en 2
volúmenes. En su obra posterior se destaca “Lieder fum togbuj” (Poemas
de un diario 1974-1981) que influyó en el otorgamiento del Premio
Israel, el galardón literario más importante en el Estado judío, que le
fue conferido en 1985.
Sutzkever gozó de un temprano reconocimiento de parte de intelectuales
y artistas. Su amigo, el pintor Marc Chagall, lo consideraba un clásico
ya en los años treinta, y en la década del cuarenta algunos de sus
poemas fueron traducidos al hebreo por los tres mayores poetas
israelíes de los primeros años del Estado, Natan Alterman, Abraham
Schlonsky y Lea Goldberg. En los Estados Unidos, fue traducido al
inglés, entre otros por la reconocida novelista y ensayista Cynthia
Ozick. En 2009 dos editoriales alemanas editaron sendos volúmenes con
traducciones al alemán de sus poemas.
¿Cómo es avaluada hoy su contribución a la literatura? Para el crítico
David H. Hirsch “Abraham Sutzkever es un gran poeta del siglo XX que
nunca ha tenido el reconocimiento que merecía porque escribe en un
lenguaje para aquellos que ya han desaparecido debido al genocidio nazi
en Europa. Para quienes lo leen en Yidish, Sutzkever es generalmente
considerado como el mayor poeta Yidish en el siglo XX”
No menos incondicional en su admiración se manifiesta el poeta y editor
Dory Manor, citado por Benny Mer, en su obituario en el diario
“Haaretz” : “Mientras Sutzkever vivió entre nosotros, algo de la
grandeza del mundo vivía aquí. Ahora que se fue, sentimos la pérdida. A
Sutzkever debe mencionársele junto a poetas tales como Rilke,
T.S.Eliot, Mandelstam y Paul Valery. Fue un artista magistral, un poeta
del Renacimiento, aunque también podía ser un modernista audaz y
salvaje como Avot Yeshurun o Yona Wallach. No tengo la menor duda de
que fue el mayor poeta que jamás haya vivido en Israel”.
Dos hijas del poeta, Mira y Rina, y dos nietos le sobreviven. Su esposa
falleció hace siete años. Sin duda, con él se cierra el ciclo de una
cultura de cuya grandeza el mundo llegó a tener una idea luego de que
la obra de Itzjak Bashevitz Singer se popularizara gracias al Premio
Nobel en 1978. Pero la muerte de Sutzkever es en cierto modo un llamado
de alerta: en la gran poesía en Yidish en el siglo XX hay un gran
tesoro literario a descubrir.
DOS POEMAS DE ABRAHAM SUTZKEVER
Traducciones del destacado poeta judío-argentino Eliahu Toker de la antología “El resplandor de la palabra judía”:
Improvisación
No acumules avariento tus horas;
Que el tiempo no se haga más el payaso
Tiéndelas por sobre todos los abismos
Y atrapa en una red al ocaso.
Que se echen a nadar los mares
Y salten precipicio abajo
Con tal de burlar a la muerte
No te arrodilles en su teatro
Arráncales la máscara
Y échale tus horas rápidamente encima
Los ancianos mueren en plena juventud
Y los abuelos son sólo niños disfrazados
Juguetes
Trata con cariño a tus juguetes, hija
A tus juguetes aún más pequeños que tú;
Arrópalos con las estrellas del árbol
De noche, cuando el fuego va a dormir
Y cálzale botas a tu muñeco
Cuando sed echa a soplar el águila del mar;
Y deja que el glotón potrillito de oro
Devore la brumosa dulzura de la hierba.
Cubre con un panamá a tu muñeca
Y ponle una campanita en la mano
Que los juguetes lloran contra el muro a Dios
Porque ninguno de ellos tiene madre
Quiere a tus pequeñas princesas
Que yo recuerdo un doloroso día;
Siete calles repletas de muñecas
Y en la ciudad no quedaba un solo niño
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