Por Rodolfo Jacobi (Especial desde Jerusalem) Hombre de gran carácter, inclusive durante el nazismo, Max Schmeling, campeón mundial de boxeo (pesado) de 1930 a 1932, nació en 1905 y falleció en el 2005, a los 99 años de edad. Desde 1906, los padres vivieron en Hamburgo con su hijito; el padre fue timonel de barcos de la Hapag, la línea más importante de barcos transatlánticos, sobre todo entre Hamburgo y los Estados Unidos. Hamburgo es, hace mucho, la segunda ciudad de Alemania y, hasta la guerra, fue el puerto más grande de Europa continental. Desde los años veinte del siglo pasado, Schmeling se interesó por el boxeo a raíz de una película sobre este deporte. En 1927 llegó a obtener el título de campeón europeo contra el belga Fernand Delarge.
Muchas veces el campeón alemán peleó en Nueva York, el centro,
entonces, de esta disciplina en el orden mundial. Su manager en los
Estados Unidos hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, fue el
judío Joe Jacobs con quien le unió una gran amistad. (Jacobs falleció
en 1940). El 12 de junio de 1930, en Nueva York, Schmeling lucho contra
Jack Sharkey por el título vacante de campeón mundial. Al ser
descalificado el norteamericano en el cuarto round al aplicar un golpe
bajo prohibido que dejó al alemán con un riñon muy afectado, este
último fue declarado vencedor y, en consecuencia, campeoón mundial.
Schmeling defendió su título con éxito hasta el 21 de junio de 1932
cuando en una pelea en Nueva York contra el mismo Sharkey, a quien
ganara dos años antes, ahora perdía después de 15 rounds, por puntos.
El público alemán y muchos de los norteamericanos presentes
consideraron que el verdadero vencedor era el alemán. En reiteradas
ocasiones, Schmeling trató de recuperar el título mundial sin lograrlo.
El 6 de julio de 1933 –ya con los nazis en el poder- el boxeador se
casó con Anny Ondra, una muy popular rubia, estrella de cine alemán, de
origen checo. En una lucha entre el campeón alemán y su compratriota
Walter Neusel, el 26 de agosto de 1934, en Hamburgo, ante 100.000
espectadores, el primero se impuso en el noveno round por K.O. Hasta
hoy, nunca más se reunió un público tan numeroso en una pelea de boxeo.
En 1945, cuando la Alemania nazi convirtió en ley las disposiciones ya
bastante vigentes respecto al racismo, las autoridades del partido nazi
(el único existente) requirieron de Schmeling que disolviera su
relación profesional con el judío estadounidense Joe Jacobs, su
representante en aquel país y con todos los judíos. Igualmente le
sugirieron divorciarse de su mujer checa. El boxeador no hizo caso a
ninguno de esos requerimientos. Los nazis no se animaron a castigarlo
pues fue demasiado popular entre todos los alemanes, pero las
consecuencias las iba a sufrir, igualmente. La presión respecto a su
mujer no se comprende pues los checos son arios; quizás hubiera algún
motivo político. El que escribe la presente nota recuerda haber visto
películas con Anny Ondra antes de la asunción de Hitler al poder, junto
con artistas judíos (pero esto se puede decir de casi todos los
actores, hombres y mujeres).
Durante la Guerra, sí le hicieron sentir a Schmeling su negativa de
someterse. Se publicó la noticia de que el campeon de boxeo se había
presentado voluntariamente al ejército ( a los 35 años) y previo un
adiestramiento integró un batallón de paracaidistas. Su unidad fue
lanzada en 1941 sobre la isla griega de Creta, en el Mediterráneo,
entonces defendida por griegos y británicos. Los alemanes lograron
ocuparla en la ocasión. Schmeling quedó herido en el lanzamiento y fue
internado en un hospital de Atenas, la capital griega, ya en poder de
los alemanes. Dos años después, el boxeador fue dado de baja, declarado
inepto para operaciones militares.
Volviendo a la época de preguerra, en 1936, antes de los Juegos
Olímpicos que se realizaron en Berlín, los Estados Unidos estaban
considerando no concurrir por la discriminación racial en la Alemania
nazi. Las autoridades nacionalsocialistas en Alemania que conocían las
relaciones de Schmeling le pidieron que asegurara a los norteamericanos
que en los Juegos Olímpìcos no se aplicarían las leyes raciales. El
boxeador transmitió la información, pero ya antes de los Juegos se
sabía que Alemania no permitiría participar a judíos del país (hizo
excepciones con deportistas que tenían sólo una parte judía en la
pareja de los padres). Los judíos de otros países intervinieron sin
problemas (como Ellen Preis por Austria, Medalla de Bronce en esgrima).
Después de la guerra, Schmeling manifestó que él había sido más que
ingenuo al creer en la palabra de funcionarios nazis antes de los
Juegos Olímpicos en 1936.
Poco antes de los Juegos Olímpicos, en junio de 1936, en una pelea para
decidir quién podría enfrentar al campeón mundial de entonces
(Braddock), Schmeling venció, para sorpresa de todos, en Nueva York,
por K.O, en el duodécimo round, a quien se consideraba imbatible: el
boxeador de color Joe Louis.
Por razones técnicas, la lucha del vencedor contra el campeón mundial
no pudo tener lugar. Nazis en Alemania expresaron en algunos medios
locales que la victoria del alemán probaba la superioridad racial de
los arios sobre los negros. Schmeling jamás compartió semejantes puntos
de vista. Durante el régimen nacionalsocialista en Alemania, mucha
gente en el mundo vio en el representante alemán un exponente del
nazismo. Sin embargo no era así. No sólo las autoridades alemanas sino
muchos judíos en Alemania sabían que Max Schmeling definitivamente no
era antisemita y que había tenido amistad con varios miembros de la
colectividad.
Ya el 8 de junio de 1933, cuando en Nueva York Schmeling enfrentó al
norteamericano Max Baer, muchos veían en este enfrentamiento una lucha
entre un judío y el representante del país nazi (menos de medio año en
el poder). El alemán perdió por K.O. en el décimo round. Baer, que no
era judío pero había tenido un padre que sí lo era, llevó la Estrella
de David en su short durante la pelea. Lo hizo en forma ostentosa, por
enfrentar al representante del nuevo país antisemita. Después, en las
revistas alemanas y en el noticiero de los cines germanos todos vieron
que el adversario ganador de Schmeling era supuestamente un judío, pues
el Magen David nadie lo pudo ignorar.
Quien escribe este artículo fue atacado por un grupo de cinco chicos de
su edad (12 años) en la calle; todos eran conocidos y “amigos” (aunque
no tanto ya por el nuevo régimen gobernante), y lo dejaron sangrando y
con la ropa deteriorada hasta que varios transeuntes incriminaron a los
muchachos y les exigieron que terminaran con la desigual lucha. Éstos
obedecieron inmediatamente; probablemente, el incidente se produjo por
una discusión del día anterior sobre la pelea entre Max Schmeling y Max
Baer al no gustarles mis opiniones sobre el encuentro boxístico. Era la
única vez que había sido agredido físicamente, en seis años vividos
bajo el nazismo.
En junio de 1938, Schmeling, en Nueva York, enfrentó nuevamente al
hombre de color Joe Louis, quien era el campeón mundial desde hacía
algún tiempo. El americano derrotó al alemán por K.O. en el primer
round. Louis defendió su título con éxito 25 veces.
El 10 de noviembre de 1938 (la Noche de los Cristales, entre el 9 y el
10 de noviembre), el campeón alemán dio refugio a dos judíos en su
hotel donde se alojaba en Berlín. Ellos sólo pidieron quedarse por unas
horas. Pocos alemanes hubieran actuado de esta manera en esos tiempos.
Aun para un Schmeling hubiera sido peligroso hacerlo.
Después de la Guerra el ex campeón no pudo boxear más, pero siguió
actuando como árbitro del cuadrilátero por muchos años. La República
Federal Alemana le otorgó, en 1971, la Gran Cruz al Mérito. Entre
muchos honores internacionales, Max Schmeling fue declarado ciudadano
de honor de los Angeles (EE.UU.), Austria y la República Federal
Alemana editaron sellos postales en su honor. El Senado de Hamburgo,
desde 2005 otorga anualmente una medalla de oro “Max Schmeling” a
empresas que ad honorem apoyan su labor benéfica para sectores
necesitados de la población.
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