(Antes de iniciar la actividad se convocó a los sobrevivientes oriundos de Vilna (Lituania) para el homenaje que la embajada de Lituania realizará juntamente con la D.A.I.A. en Sherit Hapleitá el 5 de septiembre del año en curso, a las 18.30.)
En las reuniones semanales de los días miércoles, Sherit Hapleitá junto al Programa de Sobrevivientes de la Fundación Tzedaka tratan de brindar actividades variadas. Ya sea para entretenimiento, ya para charlas sobre temas de interés general o para poder mejorar nuestra calidad de vida: estas tardes siempre resultan atractivas y amenas.
El miércoles 25 del mes ppdo. estuvo con nosotros una psicóloga, la licenciada Patricia Guido, quien disertó sobre el tema “Aprender a Cuidarnos”, al que se le podría poner como subtítulo: “Cómo pueden las situaciones de cuidado generar maltrato”. Mucho es lo que se habla en los últimos tiempos sobre el maltrato pero es sólo desde hace poco que se menciona el maltrato al adulto mayor. Tras una investigación científica que se hizo tomando en cuenta la percepción hecha por ese grupo de personas, se dio la siguiente definición: “El maltrato es un acto único o reiterado, u omisión que causa daño o aflicción a una persona mayor y que se produce en cualquier relación donde exista una expectativa de confianza”. Estos maltratos pueden ser de índole psicológica (infligir pena, dolor o angustia a través de acciones verbales o no verbales), física (uso de fuerza física, que puede producir herida, dolor o discapacidad temporal o permanente) o de abandono y/o negligencia (fracaso intencional o no de un individuo que ha asumido la responsabilidad de cuidar a la persona mayor). El cuidar es una situación de riesgo tendiente a generar maltrato, tanto para el cuidador como para la persona necesitada de cuidado, inclusive habiendo lazos familiares y/o afectivos entre ambos. Para el primero, tener que cuidar implica una carga adicional de tiempo y esfuerzo que puede producir enojo, rabia, malestar, agotamiento, sentimiento de aislamiento social, falsas expectativas sobre la persona enferma. El factor de riesgo para la persona que debe ser cuidada es la falta de aceptación de la necesidad de asistencia. Esta falta de aceptación puede causar agresión verbal, actitud demandante, insatisfacción permanente, no respetar las indicaciones o aceptarlas de una sola persona. Repentinamente estamos en una situación no esperada, no deseada. A veces estamos en el doble lugar de tener que cuidar y necesitar cuidado. Flexibilidad y capacidad de adaptación, adaptación individual y entre ambos, es lo fundamental. Se requiere tiempo, paciencia y aprendizaje para lograr que la doble vía funcione. El cuidador debe respetar la autonomía, la privacidad y la intimidad de la persona a la que cuida. Ésta a su vez debe aceptar el cuidado, tener una palabra de aprobación o de aliento hacia el cuidador, no demandar en exceso y tener en cuenta que el cuidador necesita su espacio de tiempo propio, esparcimiento, poder airearse para recargar energías. Del interés que despertó la charla de Patricia Guido y las subsiguientes preguntas y discusiones que se entablaron, da cuenta el hecho de que la reunión se prolongó mucho más allá del tiempo habitual. Los pletzelaj y los cuadraditos de tarta de limón (en vez del tradicional leicaj) estuvieron ¡ri-quí-si-mos! ¡Se los recomiendo para la próxima! Ruth Marshall |